Una imagen vale más que mil palabras (0-2)
Una historia que cuenta cómo ha sido un encuentro de fútbol, llámese crónica, puede ser como un cajón desastre donde tienen lugar interpretaciones, opiniones y un montón de detalles que pueden estar sujetos a maneras de pensar. Pero dentro de esas líneas también entran en juego, con un papel mediático, los hechos, y el penalti que no le pitan a Baptistao en el 3 del partido cuando Iborra lo arrolla es un hecho tan claro como que Juan Carlos toca pelota en la pena máxima que Velasco Carballo le señala al Betis en la acción del madrileño sobre Bacca. De nada sirvió en la primera mitad que Juanfran fuera un martillo pilón por la banda derecha, que el Real Betis demostrase ser muy superior a su rival, que estuviera rozando el gol, y lo hubiera conseguido de no recibir el mazazo del colegiado, y que el planteamiento del cuadro bético estuviera acorralando en su área al Sevilla. Todo ello se esfumó cuando Velasco Carballo señalara penalti en el 27 y expulsara a Juan Carlos. Todo lo demás sobra porque el árbitro le quitó la superioridad palpable que estaba demostrado y que con uno menos no parecía estarlo. El Sevilla sólo tiró una vez a portería. Totalmente solo, Gameiro lo tenía muy fácil para marcar. En el uno contra uno ante Adán, en la asistencia que le proporcionó Velasco Carballo, no falló y puso a los suyos por delante. Con ese marcador acabó el primer acto.
Juanfran fue protagonista de los primeros cuarenta y cinco minutos y todo el peligro se trasladó a la banda derecha. En la reanudación, Adán cogió el testigo del madrileño porque el Betis se abrió y dejó muchos huecos por atrás y su rival llegaba pero no conseguía marcar. Primero fue Gameiro y después Vitolo quienes no pudieron con el meta verdiblanco y en dos manos a manos les ganó la partida. Los de Heliópolis no le perdieron la cara al derbi. Rubén pudo hacer el empate en el 19 cuando Molina le deja de cabeza un balón que no pudo enchufar a la red. Coincidía esta acción con los mejores minutos del Betis y Rubén hacía emplearse a fondo a Beto en una falta directa. El Betis, con uno menos desde el 27 de la primera, manejaba sus armas y daba la sensación de conseguir el empate y éste pudo llegar si no hubiera aparecido de nuevo Velasco Carballo. Rubén remataba de cabeza y Carriço cortaba con la mano un balón que iba hacia la portería. Por una acción similar, en el campo del Barcelona, Amaya veía como le pitaban en contra un penalti pero en el Villamarín los penaltis que son fuera se meten en el área y las manos que realizan los rivales no existen. El árbitro no decidió nada y se siguió jugando pero ante el desgaste enorme del Betis sólo quedaba el gol de Gameiro y con el 0-2 ya era inviable el empate. El Betis fue superior, muy superior a su rival hasta que el colegiado lo dejó. No bajó los brazos nunca pero no lo dejaron defenderse con sus armas y perdió.